Hace unos años descubrí que tenía principios de mitomanía. Nunca antes lo había notado aunque ya hacía muchos años que los tenía, y ni siquiera entonces lo noté yo, sino otro.
Tal vez por eso cocino, limpio, coso, hago macramé y cualquier otra artesanía que se me ocurre. Todas estas actividades las hago en soledad y puedo no pensar en nada mientras las hago. Por un rato la angustia de enfrentarme a quien realmente soy ( y quien digo ser) me deja en paz.
Sólo la soledad me permite olvidarme del mundo y ser yo, honestamente, simplemente, sin nadie que pida más o quiera menos.
Pero sólo en ella se vive el pesar que significa ver la realidad con toda claridad, sin nadie que se interponga.